Motivos para consagrarse

Si nos tomamos en serio la religión, estaremos todos de acuerdo en que necesitamos andar por el camino de la santidad, y mejorar día a día nuestra manera de obrar, de hablar y de pensar.

Pero sucede que muchas veces no encontramos la manera de cambiar todo aquello que nos hace daño ante los ojos de Dios, de nuestros semejantes, y ante nosotros mismos. Más aún, la mayoría de las veces ni siquiera somos conscientes de qué es lo que está mal; pero de vez en cuando nos sentimos indignos de recibir tanta bondad, tanta gracia y bendición de parte de Dios.

Es que verdaderamente tenemos tanto para agradecer al Señor… ¡tanta maravilla…! El amor del esposo o la esposa, de los hijos, de los padres, de tu novio o novia, de tus hermanos, de algún otro ser querido… De verdad es el Señor quien te ama a través de esas personas, es Él quien quiere estar en todo lugar abrazándote. Siente a Jesús pues así, como el Ser más tierno que te protege y que quiere ser tu amigo siempre.

¿Y cómo responder a esta “magia” infinita? Hay una sola forma: ¡Correspondiendo al Amor, con amor!

A pesar de las apariencias, no pretendemos venderte un producto, amigo hermano en Cristo… Lo que queremos es que te enamores de Jesús, sencillamente porque Él está enamorado de ti, aunque tal vez en un arranque de acertada y sana humildad creas que no lo mereces…

Por eso te proponemos que te consagres a su amor misericordioso. Y te ofrecemos la herramienta que necesitas para hacerlo: Conságrate totalmente a Jesús a través del inmaculado Corazón de su amadísima Madre, ya que, por medio de esta práctica humana y divina, darás toda la gloria al Señor.

Eso sí, hay un requisito esencial: Debes poner todo de tu parte, y estar realmente dispuesto a luchar contra el pecado; introducirte y mantenerte en un estilo de vida que te permita caminar de acuerdo con los designios y la voluntad del Corazón de Jesús.

Él así lo desea, quiere que perfeccionemos nuestra vida cristiana cada día: «Si me aman, guardarán mis mandamientos.» (Jn 14,14) “Sean perfectos como vuestro Padre que está en el Cielo es perfecto” (Mt 5,48). «Quien dice que permanece en Él, debe vivir como vivió Él.» (1ª de Jn 2,6)

Si te traemos estas citas bíblicas ahora es para recordarte el deber que como bautizados tenemos de buscar la santidad, y para que tomes conciencia del valor y la inmensa ayuda que puede brindarte la consagración en la consecución de esta meta, que debiera ser el propósito de todo bautizado.

Sin embargo, es importante que sepas también el enorme compromiso que una consagración conlleva, ya que luego debes imitar la vida que tuvo Jesús y la vida que vivió María. La luz que brilló en los corazones de Jesús y de María fue el deseo, absoluto y permanente, de hacer en todo la voluntad del Padre. Esa deberá ser tu meta también una vez que te hayas consagrado.

Si de verdad tienes este propósito, debes saber que la disponibilidad de tu alma permitirá a nuestra Madre hacer de ti una prolongación de Sí misma, para presentarte después ante el Señor, pues Ella será la intercesora en tu conversión voluntaria.

Como dice San Luis María, “Este compromiso de vida, estimulado constantemente por un conocimiento vital de la madre de Dios, se traduce a su vez en una verdadera y permanente relación íntima con el corazón inmaculado de María”. (“Preparación para la Consagración Total”)

¿Qué es una Consagración y a qué nos conduce?

La consagración es una promesa de amor que se hace a Jesús, a través de la cual se le ofrece todo lo que uno es, lo que uno tiene y hace; todo a través del Corazón Inmaculado de la Virgen María, para que por gracia de estos dos Corazones, cada uno de nosotros viva plenamente entregado a la voluntad del Padre.

La meta de toda consagración es Jesús; en este caso, la Virgen María es el medio eficaz para alcanzar mayor unión con Cristo y es una fuente de protección maternal contra Satanás.

Está claro que no podemos separar a Jesús de María, así lo enfatiza nuestro querido Papa: “Nuestra relación interior con la Madre de Dios dimana orgánicamente de nuestra vinculación al misterio de Cristo…” (Cfr. Testimonio de Juan Pablo II, en relación con la Preparación para la Consagración Total, según San Luis María Grignion de Montfort)

Este es el camino que buscamos quienes hacemos la consagración que aquí te proponemos: Acercarnos a Jesucristo a través del amor de la Santísima Madre y consagrarnos enteramente a Él.

Sabemos conscientemente entonces, que esto significa vivir fuera del pecado, obedeciendo a los mandamientos que Jesucristo nos dejó, ratificando nuestra fe y “construyendo Iglesia” al tratar de ser cada día más santos.

¿Qué hacer para consagrarse?

Es importante ante todo considerar que la “Consagración Total a Jesús por María”, de San Luis María Grignion de Montfort, no se debe tomar a la ligera, como no se puede tomar a la ligera cualquier otra consagración; pero si hacemos énfasis en ello es porque esta práctica, en especial, requiere de una preparación profunda, de mucha seriedad y responsabilidad. En síntesis: Hay que estar bien convencido para hacerla.

La etapa preliminar en la preparación, necesita 12 días completos, para que el alma pueda desligarse de “lo mundano”, que es todo lo opuesto al espíritu de Jesucristo.

Este período es de suma importancia; sin embargo puede variar, en cuanto al tiempo se refiere, de acuerdo con las necesidades de cada persona que se quiera consagrar, así como de las circunstancias espirituales en las que se encuentre. (Por allí habrá quienes consideren que necesitan más o menos tiempo para “vaciarse”, reconocer lo que se debe cambiar y romper las ataduras).

Después vienen 3 semanas de oración profunda y meditación: En la primera semana, el alma tratará de conocerse verdaderamente a sí misma, en la segunda semana, se buscará un mayor conocimiento de María, y en la tercera, conoceremos a Jesucristo.

Son 33 días durante los cuales el alma se prepara intensamente para dar un vuelco decisivo en su vida. El día trigésimo tercero, que debe coincidir con una de las principales fiestas Marianas o con la festividad de San Luis María, se hará finalmente la consagración.

Fechas de Consagración:

Puedes consagrarte en 6 distintas fechas a través del año:

– El 2 de febrero, fiesta de la Virgen de la Candelaria y de la Presentación de Jesús en el Templo

– El 25 de marzo, fiesta de la Anunciación de la Virgen

– El 28 de abril, fiesta de San Luis María Grignion de Montfort

– El 31 de mayo, fiesta de la Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel

– El 16 de julio, fiesta de la Virgen del Carmen

– El 15 de agosto, fiesta de la Asunción de la Virgen María a los Cielos

– El 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción de María.

Fechas de inicio de la preparación, según fecha de Consagración:

Para consagrarse el 16 de julio, INICIA PREPARACIÓN EL 13 DE JUNIO

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