“CONSAGRACIÓN TOTAL A JESÚS POR MARÍA” San Luís María Grignion de Monfort

SEGUNDA PARTE (PRIMERA SEMANA DE PREPARACIÓN)

Al entrar en esta primera semana de preparación, luego de los 12 primeros días del “vaciado del espíritu del mundo”, ya sabemos el tamaño de “cola” que arrastramos, cuánto llevamos sobre nuestras espaldas, cuánto de lo mundano nos tiene atrapados. Entonces deberemos arrepentirnos de todos nuestros pecados, pues es de suponer que ya habremos tomado plena conciencia de nuestra condición pecadora y mezquina.

Lo importante, en todo caso, es recordar que no estamos solos en esta difícil prueba, pues ahí nos espera nuestra amadísima Madre, que quiere consolarnos. ¿Qué madre no escucha con amor a su hijo? Pues mucho más lo hará una madre ejemplar como María, la bienaventurada “Madre de las madres”.

Postrémonos a los pies del Señor pidiéndole a María que le haga llegar todas nuestras oraciones, nuestro arrepentimiento. Supliquémosle a Dios, a través de María, el perdón por todos nuestros pecados, nuestras ofensas y nuestras culpas.

Pidámosle un profundo y sincero deseo de renunciar a nuestra propia voluntad y de cambiar, pues como dice Tomás Kempis, “necesario es que tengas verdadero desprecio de ti mismo, si quieres vencer la carne y la sangre… porque aún te amas muy desordenadamente, por eso temes sujetarte a la voluntad de otros” (Imitación de Cristo, libro III, Cap. 13)

La entrega y el sólo deseo de tener un firme arrepentimiento, te mostrarán el estado al que quedaste, reducido por tus pecados. Jesús y María te permitirán ver entonces que, aunque “no hayas matado a nadie”, en verdad eres menos bueno de lo que creías.

Tenemos que estar convencidos de nuestras miserias, pues ese será el verdadero conocimiento de nosotros mismos. Deberemos analizar esos pecados recurrentes: esas mentiras “inofensivas”, esos ojos que no se cansan de ver, esa lengua que no para de hablar mal, esos pensamientos que nos alejan del Bien… Ese egoísmo que tiene tantas maneras de aflorar e impedirnos ser más solidarios con los que nos necesitan…

Junto a la Virgen, querido hermano, querida hermana, encontrarás la esperanza necesaria para no desesperar al verte sin maquillajes. A través de su inmenso amor, Ella te irá dando la luz para que te conozcas a ti mismo, para aceptar tus errores con la verdadera intención de superarlos y para aceptar la voluntad del Padre sin objeciones.

Se recomienda en esta segunda etapa leer con frecuencia (mucho más de una vez) el Evangelio de San Lucas, Capítulos 11; 13; 16; 17 y 18. Muy especialmente, los siguientes pasajes 11,1-10; 13,1-15; 16,1-18; 17,1-10; 18,15-30.

TEMA: EL CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO

En esta etapa, que en rigor es la “primera semana de preparación”, las oraciones, los exámenes de conciencia, las reflexiones, los actos de renuncia a nuestra propia voluntad, de arrepentimiento por nuestros pecados, y de desprecio propio, serán realizados todos a los pies de María, ya que por Ella esperamos obtener la luz para conocernos a nosotros mismos. Sólo junto a Ella, podremos medir el abismo de nuestras miserias sin desesperar.

Debemos emplear todas nuestras acciones piadosas para pedir un conocimiento propio y el arrepentimiento de nuestros pecados, y debemos hacer esto con un profundo espíritu de piedad.

Durante este período, consideraremos tanto la oposición que existe entre el Espíritu de Jesús y el nuestro, como el miserable y humillante estado al que nos han reducido nuestros pecados.

Además, siendo la verdadera devoción a María una manera fácil, corta, segura y perfecta para llegar a esa unión con Nuestro Señor, que es la perfección a la imitación de Cristo, entraremos decididamente por este camino, firmemente convencidos de nuestra miseria e incapacidad.

Pero, ¿cómo podríamos conseguir esto sin el verdadero conocimiento de nosotros mismos?

Durante la primera semana dedicarán todas sus oraciones y actos de piedad a pedir el conocimiento de sí mismos y la contrición de sus pecados, y todo lo harán con espíritu de humildad.

Podrán meditar lo que he dicho anteriormente sobre nuestro mal fondo y no se considerarán en los seis días de esta semana, más que como caracoles, babosas, sapos, cerdos, serpientes, animales inmundos; o bien meditarán estas tres palabras de San Bernardo: “Piensa lo que fuiste, semen pútrido; lo que eres, vaso de estiércol; lo que serás, cebo de gusanos…”

Rogarán a Nuestro Señor y al Espíritu Santo que les ilumine por estas palabras: Señor, que yo vea; Señor, que me conozca; ¡Ven Espíritu Santo!

Recurrirán a la Santísima Virgen, pidiéndole que interceda ante Dios nuestro Señor para que nos conceda esta gracia, que debe ser el fundamento de las otras. Para ello recitarán todos los días el “Salve Estrella del Mar”, y las letanías de la Santísima Virgen y del Espíritu Santo.